FIESTAS
Hoy 15 de Agosto de 2010, en media España se celebran fiestas. Las fiestas son consustanciales a la sociedad. Las comunidades necesitan de los ritos festivos. Las más antiguas, para reafirmarse en sus lazos de pertenencia a una colectividad. Las nuevas, como los barrios jóvenes, para ir creando esos lazos comunitarios. Pero en la actualidad por encima de estas razones, la fiesta es un tiempo de diversión más, para los más jóvenes de la tribu. También en Euskadi. Aunque algunos se empeñen en seguir mezclando las fiestas de pueblos y barrios con sus particulares creencias, como por ejemplo: poner año tras año carteles con las fotos de los presos condenados por terrorismo. El 15 de Agosto marca el preludio de las Fiestas de Bilbao, nuestra Aste Nagusia. Precisamente los “inventores” del actual modelo festivo de Bilbao(1978), la comparsa Txomin Barullo, son los que han sacado a la luz publica el debate que permanecía soterrado sobre los limites de la fiesta.
Pluralidad en el aste nagusia
En los barrios de Bilbao, las comisiones de fiestas populares, recuperan o inventan las fiestas, incluso antes de la muerte del Dictador. Son espacios para la diversión pero también para la libertad y la reivindicación. Sin embargo en pocos años, salvo contadas excepciones, las fiestas de barrio se convierten en espacios hechos a medida de una parte de la sociedad y dejan de ser fiestas comunitarias, fiestas para todos, fiestas en libertad. No somos tan ingenuos como para pensar que en las celebraciones festivas no hay ideología .Siempre la ha habido. Siempre ha sido un buen terreno para extender ideologías. Bien lo ha sabido la Iglesia Católica que supo adaptar a sus creencias el calendario festivo de los pueblos cristianizados. Bien lo han sabido los que diseñaron el eslogan Martxa eta Borroka que al calor de los lazos fraternales que se crean en el ambiente festivo introducían sus consignas y marcaban su territorio. La diferencia está: En un espacio festivo que asume los valores democráticos de la sociedad: el rechazo a ataques sexistas; la denuncia de la homofóbia; el reciclaje; la asunción de medidas para los discapacitados; la solidaridad con colectivos desfavorecidos (ancianos residenciados, niños hospitalizados…); la visibilidad de la cultura autóctona; la presencia de manifestaciones culturales y festivas en euskera. En definitiva valores que impulsan y favorecen la pluralidad y la convivencia. Y por el contrario un espacio festivo que pone en valor elementos que dividen y que tratan de asimilar al conjunto de la sociedad a sus creencias particulares. Esto es lo que ha ido fraguándose durante años en el espacio festivo del Arenal Bilbaíno.Y por eso algunos se han rebelado y reclaman volver al espíritu inicial de la Aste Nagusia Bilbaína: unas fiestas para todos, en paz y en libertad que garanticen la diversión, la pluralidad y la convivencia. Y lo mismo reclamamos para las fiestas de los barrios.